A lo largo de toda la trayectoria escolar se trabaja para sostener y profundizar la curiosidad, el interés y el deseo de aprender. Se busca favorecer en cada instancia la autonomía y, especialmente, en el último año de la escolaridad, la formación del juicio y la sensibilidad. Trabajamos para incentivar en cada estudiante que egresa el compromiso con la construcción de un mundo donde cada persona pueda desarrollarse en sus capacidades poniendo en juego sus conocimientos
académicos.

De esta manera, quienes llegan a sexto año del nivel secundario se reconocen en sus fortalezas y debilidades participando activamente de su proceso de aprendizaje.

Con este objetivo, cada materia, desde la especificidad del área, propone a quienes cursan el último año, proyectos interdisciplinarios en los que son partícipes activos en todo el proceso y en la articulación con espacios terciarios, universitarios y de formación laboral.

Desde un trabajo coordinado y autogestivo organizan su viaje de fin de ciclo subiendo a un refugio de montaña. Alcanzar la cima simboliza la concreción de ir en búsqueda de una meta para la cual es necesario que cada quien se comprometa con el grupo.

Transitar la escuela en la contención de una ronda, permite reconocerse en un colectivo desde el cual se fortalece la identidad. Es así que la escuela abre las puertas al mundo, donde cada estudiante que egresa, ávido de seguir aprendiendo y, con la confianza de saber que puede ser quien es, construye su propio camino.